lunes, 17 de noviembre de 2008

De disimil comprensión



Pequeñas mañanas de soledad, absortas, desprotegidas, verdes, sonoras, despintadas, un torrente que vacía.
Apelo pronto al día común para encontrar una manera desprovista de rareza.
Trunca en el intento, siempre recaemos en lo que éramos.
Aprendemos a cambiar o a simular mejor con los años; nos volvemos menos transparentes, pero el vacío continua por, sobre y con los simulacros.
¿Cuál es el vicio del Rey?
Tomo prestado estos signos y me revelo en la forma en que arbitrariamente me dejan. Si, muchos los conocen y más todavía los usan diariamente,
como usan las a las curitas y a los platos y a la gente.
Pero yo los elijo, o los empleo hoy no más por falta de otra cosa;
para combinarlos con un poco de movimiento y lucidez frente a la puerca seudo-libertad.
No gastes tus horas,
desde ya te advierto: no somos simples,
y lo que sistemáticamente utilizo tampoco.
Juntos armamos esta ecuación de disímil comprensión y ferviente atrevimiento,
que junto a tu voz ya se siente melodía.









MFL

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