sábado, 27 de septiembre de 2008

Siesta


Sin interrumpir el monólogo de las chispas de la estufa, junté las migas que ensuciaban todavía el mantel; después, me acomodé frente a tu nariz y nos miramos un rato.
Y habías dejado el cigarrillo que empezaba a achicarse en el platito y el café se enfriaba sólo, sin ser olido, ni tomado, ni mirado, absorto, insignificante posaba cálidamente (aún)sobre la mesa.
Nos miramos un rato y ya nuestras narices empezaron a sentirse incómodas, a moverse, a ajustarse, a comprender que estaban siendo olidas, y con un sin fin de precauciones tomaron vuelo, para mezclarse o inspeccionarse de una manera más legítima; hasta que de pronto te veías menos y ahora las narices cómodas ubicadas una en cada lado dejaban de ser protagonistas.
Y el monólogo, esta vez no de chispas.












MFL

2 comentarios:

DARKITO dijo...

hola ^^

muy bueno el espacio...
me gustaron tus escritos...
te dejo mis saludos... pasare seguido
un abrazo

Anónimo dijo...

Excelente, me hizo acordar al invierno.

Muy lindo! ¿Se duermen o hacen el amor?